

Sentado frente a mi pantalla, con cafés cortados entre reuniones, empieza a tomar forma un relato fascinante: el dólar, eterno rey, tambalea; mientras el sol peruano, silencioso, escribe su propia epopeya. Esta es la historia de un despegue inesperado, entre cifras, vocerías y matices que no dejan indiferente.
El índice DXY ha caído casi un 10 % en lo que va del año, la mayor corrección en un primer semestre desde 1986. En los corredizos mundiales del “short dollar”, el peso de la apuesta contra la divisa estadounidense no es sólo un dato: es casi un fenómeno cultural financiero. “No es una moda, es un cambio tectónico”, dice con firmeza un gestor de fondos en Londres.
Entre las advertencias más recurrentes, JP Morgan señala que las medidas del presidente Trump —subidas arancelarias, menor independencia del banco central y un aumento del gasto público— están golpeando la credibilidad del dólar. Ya ha perdido más de 8 % frente al euro en los últimos meses, encendiendo luces rojas en los mercados. Nadie grita “colapso”; sin embargo, la percepción es clara: el dólar no es inmortal, y los vientos globales soplan hacia nuevos destinos de capital.
De vuelta a Lima, el sol parece respirar sin alaridos: el 1 de julio, el tipo de cambio cayó nuevamente hasta los S/ 3.54 por dólar, su punto más bajo en cinco años, desde aquellos días inciertos del inicio de la pandemia del COVID-19 en marzo del 2020. En el mercado paralelo se mueve con tímicos picos entre S/ 3.53 y S/ 3.55, sin convulsiones mayores. Dos razones sostienen este cuadro tranquilo: un superávit comercial persistente y reservas internacionales colosales —cerca de US$ 85 000 millones, aproximadamente el 27 % del PIB—.
Según Enrique Castellanos, profesor de Economía de la Universidad del Pacífico, “la caída del dólar en los últimos tres meses ha sido constante. Actualmente se encuentra entre los 3.53 y 3.54 soles, niveles que no se veían desde antes de la pandemia”.
A nivel internacional, la expectativa de que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) reduzca las tasas de interés en lo que resta del 2025, y probablemente también en el 2026, ha comenzado a empujar a los inversionistas hacia monedas más atractivas como el euro o la libra esterlina.
“Ha retrocedido frente al euro (de 1.04 a 1.18), la libra esterlina (de 1.25 a 1.38) y también el yen. Es una tendencia mundial”, añade Castellanos.
Alfredo Thorne, exministro de Economía, lo define como “el súper sol”: “Este fenómeno no es culpa exclusiva del BCR; es por la abundancia de dólares en el mercado, generada por nuestros exportadores”.
Y es que el Perú está enviando señales claras de solidez interna. Castellanos subraya que una balanza de pagos positiva está favoreciendo la entrada de dólares al país. “Están ingresando más dólares de los que salen. Esto se debe a los buenos precios del cobre y el oro, a los récords en exportaciones agrícolas, que podrían alcanzar los 15,000 millones de dólares este año, y a una campaña positiva de la exportación de harina de pescado”, explicó.
Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) Con meticulosa coreografía, mantiene la tasa en 4.50 % y ha desplegado subastas de depósitos y swaps de alto volumen. Un vocero afirma con convicción: “Cuando el dólar trina, nosotros respondemos con nuestra propia orquesta de intervención”.
Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) Su apuesta es firme: control fiscal, inversión pública selectiva y el plan Con punche Perú. Un portavoz destaca: “Nuestra solidez macro es el escudo más eficaz contra la tempestad cambiaria”.
Voces académicas
Desde el sector privado, Ana Lucía Rondón, asociada de Inversiones de Prima AFP, coincide: “El Perú mantiene una posición fiscal sólida y una cuenta corriente equilibrada. Esto hace que el sol sea más atractivo frente a otras monedas de la región”. Y añade: “Hay menor volatilidad en el tipo de cambio, lo que genera confianza para invertir en instrumentos en soles. Por eso también hay mayor demanda por activos peruanos”.
Además, recordó que esta tendencia a la baja se acentuó desde comienzos de abril, coincidiendo con el llamado «Liberation Day» y el anuncio de nuevos aranceles por parte de Donald Trump a varios países. “Esto intensificó las tensiones comerciales globales y debilitó aún más al dólar”, concluyó.
En la próxima escena del gran relato económico, los fondos pueden intentar un rebote del dólar, pero sin muchas oportunidades reales: el mundo gira, y el sol aparece en la pantalla con fuerza. En Perú, se espera que la moneda cierre el año entre S/ 3.50 y S/ 3.75, un escenario ya interiorizado por bancos, inversionistas y empresas.
Con un escenario electoral frente a 2026, el ambiente puede tornarse tempestuoso. Sin embargo, si las elecciones culminan con un perfil pro-mercado, un golpe de viento podría voltear la balanza. Escudero lo resume así: “Un escenario pro-mercado haría que el dólar baje frente al sol”.
Por ahora, ese sol resistente no solo ilumina nuestras reservas; brilla como argumento de estabilidad en una era de huracanes monetarios.
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