China enfrenta a Europa por aranceles a coches eléctricos, en medio de un escenario de guerra comercial

China da un paso decisivo en la disputa con la Unión Europea por los aranceles a sus vehículos eléctricos, llevando la situación a la Organización Mundial del Comercio (OMC) y calificando la medida de “proteccionismo comercial injustificado”. Este conflicto pone en tensión la estabilidad de las relaciones comerciales entre ambos bloques, en un momento en que la economía global requiere mayor cooperación.

El gobierno de China ha presentado una queja formal ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) en contra de los aranceles recientemente aprobados por la Unión Europea sobre los vehículos eléctricos importados de China, a los que califica de «proteccionismo comercial». Según el Ministerio de Comercio chino, las tasas, que alcanzan hasta el 45%, carecen de fundamento “fáctico y jurídico”.

Un portavoz del Ministerio de Comercio de China ha pedido a Bruselas «corregir de inmediato sus prácticas ilegales» para preservar la estabilidad de la cadena industrial en un contexto de creciente tensión entre los dos bloques. Esta medida es una respuesta a la oficialización de los aranceles en el Diario Oficial de la Unión Europea, tras meses de advertencias y reclamaciones preliminares.

Las nuevas tasas afectan principalmente a los grandes fabricantes chinos de automóviles eléctricos. La empresa SAIC, que rechazó cooperar en la investigación europea, enfrenta un arancel del 35,3%, mientras que otras firmas como Geely, BYD y Tesla están sujetas a aranceles del 18,8%, 17% y 7,8%, respectivamente. Estas tarifas, que se suman al 10% existente, tendrán una vigencia de cinco años, con opción a suspensión en caso de acuerdos entre ambas partes.

Mientras tanto, China sostiene su voluntad de diálogo con Bruselas, con consultas técnicas que buscan reducir “las fricciones comerciales”. No obstante, el gobierno chino ha intensificado sus investigaciones sobre productos europeos como brandy, carne de cerdo y productos lácteos, lo que refuerza las señales de una relación comercial en estado crítico.

La Comisión Europea, por su parte, asegura que las conversaciones siguen abiertas y considera alternativas como compromisos de precios para evitar los aranceles. Fuentes comunitarias indican que, de alcanzarse un consenso, los aranceles se podrían suspender para los fabricantes que acepten las condiciones.

Este conflicto comercial afecta a un intercambio de aproximadamente 739.000 millones de euros anuales entre la Unión Europea y China y se intensifica con presiones y amenazas de represalias en sectores industriales clave. Con canales diplomáticos activos pero tensos, este escenario plantea un desafío estratégico para ambas potencias en su esfuerzo por equilibrar la competencia industrial y mantener la cooperación global.