Almirantes peruanos y un sueño hecho realidad: Un Shangai en Chancay

El puerto ha financiado proyectos de inversión pública para la ciudad que comprenden servicios de agua y desagüe, educación y salud, para lo cual han destinado US$40 millones
CHANCAY_2024

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Este jueves 14 de noviembre se inaugura el Puerto de Chancay, de 141 hectáreas, lo que marca el inicio del desarrollo del Perú como un centro logístico en América del Sur.

Para dar una idea de la magnitud de esta obra, su área equivale a 200 canchas de fútbol, un 80% mayor que el puerto del Callao. Se trata de un puerto multipropósito, con cuatro muelles que moverán distintos tipos de carga: dos para bienes en general, como granos, y dos para contenedores.

Dado que no todo se puede hacer de la noche a la mañana, lo que se va a inaugurar es la primera etapa del puerto, de un total de cuatro. Dispone de una capacidad para mover 1.5 millones de contenedores y entre 6 y 8 millones de toneladas de carga a granel, generando 900 empleos actuales. En la etapa de construcción, se crearon 3,300 empleos directos y muchos otros indirectos.

Según el almirante Carlos Tejada, gerente general del puerto, la obra demandó una inversión de un poco más de US$1,300 millones y no se ha escatimado en nada, porque desde que se diseñó la obra y se planificó la operación se tomaron en cuenta los estándares más altos de sostenibilidad en su construcción. “Social, ambiental, seguridad y compromiso”, dice Tejada.

LA HISTORIA

Cómo se decide hacer un proyecto privado como este en un país que tiene el puesto 133 en el ranking de facilidad para hacer negocios entre 190 economías, donde en la gestión de documentos para exportar e importar tarda el doble de tiempo que Brasil, que también está en la cola de la tabla.

Tejada sostiene que esto, que para algunos puede sonar una locura, se debe a la confianza de los accionistas del puerto en nuestro país. En primer lugar, el visionario del puerto fue el almirante Juan Ribaudo, quien comenzó el proyecto en 2007 junto al almirante José Noriega. Ambos desarrollaron la factibilidad del puerto.

Luego, a fines de 2011, Ribaudo y su socio deciden vender la mitad de su participación a la zinquera Volcan, que aceptó la oferta, porque sus accionistas José Picasso, José Ignacio de Romaña, así como la madre de este último, confiaron en el país y en el proyecto.

 “A todos ellos los considero unos héroes, porque es muy difícil hacer obras en nuestro país con toda la inestabilidad política, la sobrerregulación, etcétera, que existe. Ellos siempre tuvieron fe de que esto era positivo”, menciona.

A la confianza de los accionistas peruanos se sumó la de los internacionales. Tejada sostiene que, en diciembre de 2015, cuando él ya tenía un año en la empresa, salen a buscar a un socio, pero este hecho coincidió con la partida de Ribaudo.

En el proceso de búsqueda, le tocaron la puerta a Cosco Shipping Corporation, debido a que se fusionaba con la empresa China Shipping Corporation para conformar el conglomerado logístico más grande del mundo.

Recién en febrero de 2017, Cosco aceptó participar por la oportunidad que tiene el Perú para crear un clúster logístico y tecnológico entre el Callao y Chancay, así como la oportunidad del arribo de empresas de transformación tecnológica en el país de crearse zonas económicas especiales, un proyecto que descansa en el sueño de los justos en el Pleno del Congreso.

“Con el Puerto de Chancay, Cosco va a proveer dos rutas directas al Asia por semana. Por primera vez en la historia, en toda la costa del Pacífico, habrá dos rutas semanales de Chancay a Shanghái, y de ser necesario, tres”, precisa.

LA INVERSIÓN

Aunque contaban con el apoyo de sus accionistas, era necesario un esfuerzo mayor para que el proyecto avanzara. Por ello, el puerto se construyó con estándares sostenibles.

En primer lugar, Tejada comenta que, con la finalidad de no afectar a la comunidad de la zona, el puerto ha sido diseñado para que no exista actividad portuaria en área pública, como hoy sí ocurre en el Callao. Así, los vehículos que vienen desde la Panamericana al puerto, y viceversa, pasan por un sistema vial segregado.

El “Complejo de ingreso”, ubicado dentro del puerto, facilita la espera de los camiones. Tras pasar por este, los camiones se dirigen a Aduanas, donde hay 14 puertas, divididas en Exportación e Importación. Luego, atraviesan un túnel que les permite llegar al puerto sin afectar el tráfico de la ciudad.

 “El puerto tiene tres componentes: Complejo de ingreso, el túnel y la zona operativa, que es donde están los muelles. Entonces, la idea es que un camión o una carga que sale del muelle esté en tres minutos en la Panamericana”, comenta tras indicar que el túnel ha demandado una inversión de US$120 millones y se ha “pensado mucho en criterios de sostenibilidad a 40 años”.

Asimismo, con la finalidad de evitar teorías conspiratorias de que el puerto es un área geoestratégica militar, se ha alcanzado un acuerdo Gobierno a Gobierno con Estados Unidos para que este país instale los escáneres para el transporte de carga.

“El Gobierno americano ha donado tres escáneres de altísima tecnología. Estos escáneres evitarán que los camiones, que pasan a una velocidad de 15 kilómetros por hora, tengan que parar. Es decir, va a ser el primer puerto donde el 100% de la carga que se exporta va a ser escaneada”, manifiesta.

Además, dentro de esta apuesta por lo social, el puerto ha financiado proyectos de inversión pública para la ciudad que comprenden servicios de agua y desagüe, educación y salud, para lo cual han destinado US$40 millones. “Esto tanto para el desarrollo social como en la parte de planificación”, indica.

También, se ha construido un edificio en el interior del puerto para Aduanas, según los requerimientos de la estatal. Y ha firmado convenio con Migraciones, Senasa, DGANP y la Policía Antidrogas. Se va a construir un complejo policial para toda la seguridad.

EL SHANGAI DE CHANCAY

El Perú cuenta hoy con uno de los puertos más modernos de América del Sur en tecnología y será el de mayor calado en América del Sur. Para darnos una idea de esta modernidad, los vehículos que transportan los contenedores son eléctricos y autónomos; es decir, se operan mediante un software.

Además, a diferencia de un puerto normal que, en promedio, maneja 30 contenedores por hora y por grúa (hora/grúa), Chancay puede gestionar 50 contenedores por hora/grúa, incrementando la productividad en 50% y reduciendo el consumo de energía en 40%.

“Esto permite que el buque que llega descargue en 6 o 7 horas y se va. Entonces, cuando el buque va a Chancay, le van a cobrar un flete menor, porque va a haber eficiencia portuaria”, dice.

Asimismo, el puerto cuenta con la grúa más grande de todo América. Esta tiene 96 metros de altura, porque el puerto va a recibir los buques de 24 mil contenedores, por lo que necesita de mayor altura.

Tanto dicha grúa como las otras de la megaobra son autónomas y se mueven por software. Estas grúas tienen la capacidad de ‘jalar’ 50 toneladas de carga, es decir, pueden mover a 10 elefantes al mismo tiempo, de un lugar a otro.

Con toda esta infraestructura puesta, lo que queda es que se ejecuten el resto de proyectos, como la construcción de una vía ferroviaria que permita el traslado de las mercancías de forma más eficiente, la creación de zonas económicas especiales, entre otros, para alcanzar el desarrollo del Perú como hub logístico.

Tomado de Perú 21. Edición propia

Redacción ETI
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