

Aunque el Tratado de Libre Comercio (TLC) con EE.UU. está vigente desde hace más de 15 años, las medidas proteccionistas implementadas durante el gobierno de Donald Trump —como el arancel adicional del 10%— siguen representando un serio obstáculo para el comercio. «Esto es una barrera imprevista y significativa para toda la cadena textil-confecciones», advirtió César Tello Ramírez, presidente de ADEX, durante la inauguración del 21.º Foro Textil: Vistiendo un Mundo Sostenible.
Entre enero y abril de este año, las exportaciones del sector alcanzaron los US$ 566,2 millones, con EE.UU. como principal comprador (51% del total), aumentando su demanda en un 15%. Pero este repunte está en riesgo.
“El buen desempeño podría desinflarse en los próximos meses conforme los efectos de los aranceles recíprocos se hagan sentir”, alertó Tello. Por ello, instó a empresarios y autoridades a adoptar una mirada estratégica, que incluya la diversificación de productos, nuevos mercados y una renegociación proactiva con los clientes internacionales.
Juan José Córdova Benavides, presidente del Comité de Confecciones de ADEX, no fue menos enfático: “Seguimos viviendo momentos de incertidumbre hasta el 9 de julio. Aunque EE.UU. es nuestro principal destino, apenas representamos el 1% de sus importaciones”. El mercado está saturado de competidores agresivos como Vietnam y Bangladesh, que ofrecen precios y calidades similares, abasteciéndose además de insumos a bajo costo desde Corea.
A ellos se suman nuevos rivales como Turquía y Portugal, cuyas propuestas textiles se acercan a lo que ofrece el Perú. Frente a este panorama, el sector necesita generar ventajas competitivas sólidas que le permitan conquistar nichos específicos del mercado global.
La situación se agrava con la tensión internacional: el conflicto entre Israel e Irán provocó oscilaciones en los precios del petróleo, energía y transporte. Aunque un alto al fuego trajo algo de calma, una reactivación del enfrentamiento podría disparar los costos logísticos y golpear directamente los precios finales de las prendas peruanas.
En medio de este torbellino, la sostenibilidad aparece como una tabla de salvación. “El consumo responsable y las buenas prácticas sociales y medioambientales ya no son opcionales, sino una obligación”, subrayó Tello. El reto: adoptar la economía circular, garantizar condiciones laborales justas y alinearse con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Para hacer realidad esta transformación, ADEX pidió al Gobierno dar luz verde a las Zonas Económicas Especiales Privadas (ZEEP), como herramienta para atraer inversiones, dinamizar la oferta exportable y generar empleo. Si bien el Ejecutivo observó esta propuesta, desde ADEX confían en que el diálogo con el Congreso la destrabe.
Además, solicitaron al Ministerio de Economía y Finanzas revisar el reglamento de la Ley N° 31969, destinada a reactivar los sectores textil, confecciones y agroexportador, a fin de que sus beneficios no se queden solo en el papel.
El Foro Textil 2025 no fue solo una plataforma de denuncia, sino también de reconocimiento e innovación. Se analizaron las nuevas exigencias internacionales y se premió la labor de empresas exportadoras. El evento concluyó con un desfile de modas que recordó que, pese a las amenazas, el diseño y talento peruano siguen en pie.
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